13.10.06

¿Verde o azul?

En el pasado NAFOSUB de Arousa me he dado cuenta de algo en lo que no había pensado antes: la sustitución de tonalidades e incluso colores en las imágenes submarinas. Ciertamente, es una posibilidad más del medio digital: modificar los tonos a voluntad del fotógrafo, jugando para ello con la temperatura de color, el matiz o la saturación. De este modo, podemos hacer que el agua verde aparezca azul en la imagen, o transformar un caballito pigmeo de color naranja en uno morado Nazareno. Hasta aquí todos de acuerdo: podemos hacerlo.

Pero mi pregunta es ¿Por qué voy a hacerlo? Honradamente, no veo qué está ganando la imagen con estos cambios. Si el agua es verde, me parece adecuado que aparezca verde en mis fotografías. Igual de innecesario me parecería cambiar el color de un agua azul caribeño por otra verde gallego: seguramente en esto estará todo el mundo de acuerdo, pero al revés parece ser que no.

Debe ser una cuestión de opiniones. Mi amigo José Ángel lo tiene claro: dice que el agua queda más bonita azul, y que si hay la posibilidad de cambiar el verde por azul, pues se cambia, y así la imagen es más llamativa y atractiva. No es el único que piensa así, ni mucho menos; solo había que ver a más de un fotosub en Arousa preocupado porque no le “sacaba el azul” a sus imágenes, o leer en Foros como algún forero manifestaba su asombro y admiración porque había fotógrafos que habían sacado el ¡agua azul! En las Rías. No cabe duda de que hay gente que le gusta el trueque, e incluso lo ven como un alarde de técnica fotográfica. Mis convicciones son firmes, así que no creo que me hagan cambiar de opinión, pero al pensar en las competiciones me asalta una duda ¿Qué preferirá el jurado?

Vaya, como si no tuviéramos bastante intentando descifrar las querencias del jurado ¡ahora además no se si ponerles el agua verde o azul! Si la dejo verde, puedo tropezarme con un jurado que lo considere simplista, escaso de técnica, e incluso un poco guarrete. Ahora bien, si la vuelvo azul, a lo mejor lo ven artificial y un intento de darles gato por liebre. Difícil decisión ¿Me dejarán entregarle al jurado un formulario-encuesta una par de días antes de la competición? Sabiendo que prefieren, me sería más fácil elegir ¿No?

Tema peliagudo donde lo haya esto de los jurados. Un día habría que hablar de él.

10.6.06

A vueltas con el reglamento

Hace poco que ha salido a la luz la que, probablemente, será la versión casi definitiva del Campeonato de España. También son recientes las discusiones en forobuceo.com acerca de este reglamento y del que tendrá el Open MIMA. En estas discusiones podemos ver una notable disparidad de criterios, lo cual no es en absoluto extraño, antes bien, es lógico y saludable, pero lo que sí me sorprendió son los argumentos que algunos fotógrafos han utilizado para criticar determinados puntos de estos reglamentos:

Edición si, edición no. Este es el punto en el que era de esperar mayor disparidad de criterios, y en parte lo ha sido. Creo que las dos posturas son perfectamente válidas, pero me decanto por la NO edición por varios motivos. El primero es la extrema dificultad que tendría delimitar en un reglamento lo que está permitido y lo que no está permitido "editar": por mucho que se escriba acerca de ello, podría convertirse en una fuente inagotable de conflictos sobre la interpretación de lo que se puede o no hacer. Adicionalmente, requeriría muchos más medios, material y humanos, para poder llevar a cabo la edición y la supervisión de la misma. Claro que se podría optar simplemente por no poner límites (se podrían hacer correcciones selectivas, clonar o eliminar sujetos, etc.), pero entonces estaríamos más ante un concurso de edición artística, que ante uno de fotografía. Respeto a los que les guste la idea, pero conmigo que no cuenten.

Veo una solución intermedia que puede ser interesante: trabajar exclusivamente con ficheros RAW y permitir la edición exclusivamente a través de un interpretador RAW (no habría que limitar funciones, o solo habría que limitar algunas como el reencuadre, fáciles de controlar). Este sistema me parece bien y una buena opción para el futuro, pero en la actualidad no me parece oportuno excluir de las competiciones a aquellos fotógrafos que carecen de cámaras capaces de grabar en formato RAW.

Limitación en el número de fotos. Aunque sea igualmente comprensible la diversidad de posturas, aquí si que tengo que reconocer que me han sorprendido la originalidad, e incluso fantasía, de los argumentos esgrimidos. Se llevan la palma en este sentido quienes ven en esta limitación una especie de conjura para penalizar a los fotógrafos "compactos" en favor de los "Réflex". Con todos mis respetos hacia los argumentadores, eso parece el Código Da Vinci de la fotosub.

Lo cierto es que tengo con frecuencia la sensación de que cada fotógrafo desea unas normas que se adapten al modo en que ellos hacen fotografía submarina... y nada más. Si no lo son, es que van contra ellos (y por tanto a favor de algún otro). Muchas veces parecen olvidar, o al no asistir a competiciones nunca lo han sabido, que una de las primeras premisas de una competición es intentar asegurar, en la medida de lo posible, que ningún participante pueda saltarse el reglamento y "hacer trampas". Pues bien, la utilidad que yo le veo a la limitación en el número de fotos, a que no se puedan borrar las imágenes realizadas y su numeración sea consecutiva, a llevar la hora correcta en la cámara y a tener que sacar fotos "testigo" al principio y al final de cada inmersión, es que hacen mucho más difícil que un participante sin escrúpulos pueda burlarse de todo los demás colando imágenes que no son de esa inmersión. Me sorprende que se hayan expuesto tantas teorías para atacar o defender esta limitación y ninguna haya tenido que ver con que es una medida "anti-trampas". Adicionalmente, limitar el volumen de datos que debe almacenar y controlar la organización permite que esta pueda llevar a cabo su trabajo con menos medios materiales (y no todas las organizaciones disponen de grandes medios).

Cualquiera es libre de ver en las limitaciones que imponen los reglamentos una conjura en su contra, o de pensar que son debidas a la ignorancia que, sobre el medio digital, deben tener esos "viejos fotógrafos que usaban película". Pero, quizás deberían pararse a pensar que algunas de las personas que hacen estas normas tienen amplia experiencia organizando competiciones y/o participando en ellas, y que por tanto conocen cuales deben ser las prioridades a tener en cuenta y como cumplirlas en el plano práctico (el real, no el de la teoría, y mucho menos el de la utopía). Luego las normas resultantes pueden gustarnos más o menos, y por supuesto que son criticables, pero ver en ello que el reglamentador pretende favorecer a una clase de cámaras (¡Incluso a una MARCA de cámaras!, como se puedo leer en este hilo) me parece un exceso.

24.4.06

¿Vendiendo el alma al Diablo?

Nuestro compañero Marcos escribio hoy un comentario en el hilo sobre "Campeonatos Digitales" sobre un tema, que aun no siendo específico de la fotosub, sí me parece interesante para cualquier fotógrafo. Cito textualmente:

"Tengo una duda en cuando a los campeonatos en general y a los concursos fotográficos en particular. Y quizá sea un nuevo hilo de conversación dentro de este blog ya que me refiero a las condiciones de muchos concursos tales como:El conjunto de obras presentadas, así como sus negativos o soportes digitales, pertenecientes a las personas premiadas, pasan a serpropiedad del organizador del concurso, que se reserva todos los derechos sobre ellas,incluidos los de reproducción y difusión."

Mi opinión sobre el particular es bastante clara: Un "organizador de concursos" que utiliza unas bases en estos terminos lo puede hacer por dos motivos:

- Desconocimiento. No se le ha pasado por la cabeza en ningún momento los más básicos derechos a la propiedad intelectual de un creador (en este caso un fotógrafo). Desconoce en lo que se está metiendo y solo a copiado las bases de otro concurso sin escrúpulos, sin ser consciente de ello. Nota: en su día, pensaba que este era el caso más frecuente; en la actualidad ya no lo pienso.

- Va a la caza de pardillos. Este sí que sabe lo que hace: Su finalidad es hacerse con un archivo de bellas imágenes (y por tanto con un valor comercial) a un costo ínfimo y para ello convoca un concurso en el que pretende que las fotografías presentadas pasen a ser suyas a cambio de la posibilidad de obtener un premio (¡Justo como en el Bingo, pero con fotos!), Vamos, que le pone una zanahoria al final del palo al burro, gracias a lo cual lo lleva a realizar grandes trabajos a cambio de una posible (ni siquiera segura) recompensa pírrica.

Desde mi punto de vista, el problema no está en que haya un espabilado que organice un concurso con unas bases "abusivas"; Probablemente está en su derecho de hacerlo. Lo verdaderamente triste es que haya fotógrafos con tan poco aprecio por sus obras como para participar en él ¿Qué es lo que buscan? ¿La gloria y unos cuantos Euros? En un concurso así no va a participar ni un solo fotógrafo mínimamente serio, así que poco reconocimiento va a ganar. En cuanto a los Euros, puede que sí, y puede que no... y en este último caso estarás vendiendo tu alma al diablo gratis. Muy triste.

9.4.06

El Revelado Digital

Básicamente, el fotógrafo submarino es un “cazador” de imágenes. Los protagonistas de nuestras fotografías son, en la inmensa mayoría de las ocasiones, seres vivos salvajes, sobre todo aquellos que tienen ojos y nadan. Como buenos cazadores, nos satisface más cobrar presas difíciles y yo creo que la principal motivación que tenemos para viajar a lugares remotos (y caros), es la de capturar a nuevos y exóticos animales que no existen en nuestros lugares de inmersión habitual.

Siendo esto así, no nos debe sorprender que el fotosub promedio se centre en el acto de la captura, dejando un poco de lado qué hacer con la pieza capturada. Me refiero a que solemos prestar mucha más atención a nuestras armas (cámara, lentes, flashes y demás parafernalia tecnológica) y a nuestra técnica de caza (cómo llegar a la presa y como retratarla) que a las artes culinarias que pueden hacer de una buena captura un plato delicado y perfecto, capaz de admirar a los que lo prueban.

El Revelado Digital, entendiendo como tal el proceso que permitirá sacar el máximo partido estético posible al archivo de imagen creado por nuestra cámara, viene a ser como la cocina del fotógrafo y, por lo que he podido ver por ahí, son legión lo fotosubs que no quieren ni oír hablar de meterse entre cacerolas y sartenes para guisar las imágenes capturadas. Solo esto puede explicar el desmesurado culto al JPG (“jotaperro” para el amigo José Ángel fRAS) y la importancia que se le concede a los “ajustes” de cámara: curvas, saturación, enfoque, balances y demás vocablos que aparecen en las pesadillas de los que acaban de cambiar la película por el sensor y cuya finalidad no es otra que forzar a nuestra cámara a que cocine en su interior lo que su dueño no quiere cocinar en el ordenador.

No se me entienda mal: no estoy criticando a los fotosubs que solo están interesado en bucear, disparar su cámara y compartir las mejores imágenes conseguidas con sus amigos, sin más complicaciones ni pérdidas de tiempo. Buscan rapidez y sencillez, así que lo lógico es que deseen dejar todo lo posible del proceso fotográfico en manos de su cámara (que para algo les ha costado un pastón). Además, no me cabe duda de que los fotógrafos submarinos incluidos en este perfil son la abrumadora mayoría.

Lo que sí me pregunto es si también son mayoría los fotógrafos que son conscientes de que, fotografiando de este modo, no obtienen la mejor calidad posible en sus imágenes y que conseguirlo solo es posible a través de un proceso, posterior a la toma, en el que se procesan las imágenes “en bruto” obtenidas por la cámara. En mi experiencia, solo una minoría es consciente de ello, especialmente si hablamos de los que se inician en la actividad y de los antiguos usuarios de diapositivas, ya que estos últimos están habituados a trabajar con un material que carece de las posibilidades de modificación que sí posee la imagen digital.

Para estos fotógrafos en transición, incluidos los más experimentados y capaces, la verdadera dificultad del salto a digital no reside en las cámaras, ni el la nueva forma de fotografiar: está en la aparición de un concepto totalmente nuevo para ellos como es el revelado digital.

10.3.06

Nosequé-TTL

Mi buen amigo Juan Ramón, que además es un notable fotosub, se arrepintió más de una vez de haber elegido una Canon EOS 5 como cámara de uso subacuático. Y no fue por la cámara en sí, de la cual estaba muy contento, sino por las complicaciones que le traía de vez en cuando el uso del TTL: los flashes que tenía eran compatibles con el TTL de Nikon (como la inmensa mayoría de los flashes del momento), así que su caja estanca Subal equipaba un adaptador para convertir la señal TTL de su EOS a un formato que los flashes pudieran entender.

Normalmente funcionaba, pero el adaptador tenía la fea costumbre de quedarse sin batería en los momentos más inoportunos, costumbre que a veces parece estar universalmente extendida entre los cachivaches eléctricos que usamos en la fotosub. Claro que saber esto no representa un gran consuelo cuando ves un carrete macro de un campeonato negro como el carbón porque el conversor se ha quedado sin pilas...

Bueno, pues la incompatibilidad del TTL que sufría mi amigo es una minucia comparada con lo que se enfrenta el fotosub moderno: Ahora tenemos i-TTL, E-TTL, S-TTL, flashes “DX”, conversores a porrillo y muchas más cosas que seguro me dejo, más que nada porque no se ni como se llaman. Los fabricantes de cámara y flashes por fin se han puesto de acuerdo en algo: confundir a los fotosubs hasta la náusea con un cóctel compuesto de cambios continuos de sistema, marketing bastante engañoso y un chorrito de opacidad.

Por supuesto, cada marca de cámaras sigue tirando por su lado y desarrolla sus propios sistemas de exposición automática con flash, y en su derecho están, mal que nos pese, pero lo de los fabricantes de flashes submarinos es peor: comenzaron a lanzar al mercado productos que etiquetan como “digitales”, dando con ello entender al incauto comprador que podrán utilizarse sin problemas con su nueva cámara digital. En realidad, el adjetivo “digital” suele limitarse a ponerle al flash “de toda la vida” un dispositivo que evita que este dispare al detectar en modo esclavo el pre-destello del flash incorporado de las cámaras digitales compactas. Y a correr (y a vender). Nada de explicarle al cliente que el flash no es compatible con el TTL de su cámara, “olvido” que lamentablemente también cometen algunos vendedores de equipos para fotosub.

Los nuevos sistemas TTL son muy diferentes de los que tenían las cámaras de película, y el principal problema con el que nos enfrentamos ahora mismo no es el hecho de que se trate de una “señal” diferente: eso se podría arreglar con un conversor electrónico, de modo parecido a como hizo Juan Ramón con su equipo. Lo malo es que lo nuevos sistemas funcionan mediante pre-destellos del flash, que se usan para medir la luz reflejada en el sujeto como paso previo a la toma. Estos pre-destellos son muy rápidos y se suceden a enorme velocidad, lo que implica que el flash que queramos utilizar tendrá que ser capaz de generarlos, y es aquí donde casi todos los flashes fallan: solo unos pocos modelos, de muy reciente diseño, son capaces de funcionar en TTL con las réflex más modernas como las Nikon D2x y D200. Y ello siempre a través del correspondiente conversor.

Para los que venimos de la fotografía “analógica” hay dos posibilidades: adquirir nuevos flashes o utilizar nuestras viejas glorias en modo manual. Al fin y al cabo, el manual también existe.

24.2.06

Campeonatos Digitales

Como era de esperar, las competiciones oficiales de fotosub se volverán digitales en este 2006. Digo “como era de esperar” porque no cabía otro destino posible dada la evolución de la situación, aunque es más discutible el modo de hacerlo por el plazo de tiempo del que dispondrán los competidores para adaptarse al nuevo reglamento. El Campeonato de España, ya digital, no se celebrará hasta el mes de septiembre, pero como consecuencia lógica algunas autonomías han decidido realizar sus respectivas pruebas clasificatorias en formato digital, lo que implica que los fotógrafos “de película” de estas autonomías dispondrán de menos tiempo para conseguir sus equipos digitales y para practicar con ellos.

La cosa se complica en las autonomías que deben hacer pruebas previas clasificatorias para el regional, como es el caso de la Canaria, que es el que mejor conozco y por ello uso como ejemplo: aquí cada isla deberá hacer sus correspondientes pruebas clasificatorias previas para el regional, con lo que el plazo de adaptación a digital será aun más corto. Teniendo en cuenta las lógicas dudas que se les plantean a los fotosubs respecto a que sistema elegir, y lo que pueden tardar en obtener cajas estancas para el sistema elegido, es muy comprensible que estos fotosubs no estén muy de acuerdo con lo precipitado del cambio.

Por otro lado, la postura de las federaciones es razonable: si la competición de rango mayor (el próximo Mundial) se hace en sistema digital, el Campeonato Nacional, que es decisivo para seleccionar a los fotosubs que deben representar a España en el Mundial, debe hacerse también en digital. Y el mismo razonamiento debe aplicarse en lógica a los campeonatos autonómicos o locales.

Hay más cosas que añaden incertidumbre a la temporada de competición 2006. No solo muchos competidores tradicionales tendrán que adaptar sus equipos, también tendrán que hacerlo a nuevas formas de trabajar y competir, y a un nuevo reglamento que se encuentra actualmente en fase de desarrollo. Este es otro punto que será complejo: no será fácil lograr un reglamento adecuado y que guste a todos, pero ya habrá tiempo de hablar de ello cuando las nuevas normas vean la luz oficialmente.

Parece que 2006 va a ser un año conejillo de indias en esto de la competición, aunque esperemos que no genere más problemas ni polémicas que los estrictamente necesarios.

15.2.06

La Guerra de los Sensores

No cabe duda de que los fotógrafos submarinos siempre hemos soportado un plus de dificultad a la hora de elegir nuestros equipos fotográficos: no bastaba con encontrar el modelo de cámara que más nos gustaba, como cualquier fotógrafo terrestre, sino que además teníamos que encontrar el modelo de caja estanca que evitara el ahogamiento de nuestro juguete. Esta caja podía existir, o no, y en caso de existir, podía gustarnos, o no. Con lo cual podía pasar que tuviéramos que reconsiderar nuestra elección inicial de compra. Seguro que los viejos fotosubs que en algún momento tuvieron (o pensaron tener) una Minolta, una Olympus o una Pentax, saben a qué me refiero. El problema no terminaba en la cámara: más de lo mismo podía suceder con el flash o con las distintas lentes y su adaptación al uso subacuático.

Ahora las cosas han cambiado tras el inevitable desembarco de los sistemas digitales, ganadores por cruel paliza de una guerra que la película tenía perdida de antemano. La mala noticia es que todo sigue igual en cuanto a la dificultad de elegir la cámara de tus sueños, y la peor es que ahora sí que vamos a saber lo que es una elección difícil. Me refiero al batiburrillo que se ha formado con los distintos sistemas que cada fabricante se ha empeñado en sacar adelante; esto sí que es una guerra, y no la de Troya. Veamos un poco como está la cosa en el mundillo de las réflex: CANON, la marca más poderosa en cuanto a potencial de desarrollo y producción, parece decantarse por dos líneas definidas de producto: una de “aficionado” con sensores tamaño APS-C y otra “profesional” con sensores tamaño 35mm o full frame. Vale, bueno es tener dónde elegir, pero para el fotosub serio la cosa está un poco más restringida: CANON no ha sacado una lente tipo ojo de pez para el sensor pequeño (de hecho, ha lanzado muy pocas lentes para este formato y ninguna de ellas puede considerarse como de “gama alta”) y yo descarto totalmente utilizar un sistema que no me permite utilizar mi querido ojo de pez. Seguramente CANON, u otras marcas independientes, acaben sacando lentes de este tipo, pero eso aun está por ver.

Viéndolo de este modo, usar CANON bajo el agua implica utilizar cámaras full frame, que no son precisamente baratas a pesar de la llegada de la EOS5D. El eterno rival, NIKON, jura y perjura que ellos de full frame nada, y que serán fieles al APS-C. Estrategia coherente para el posible comprador (sabemos a que atenernos), pero no demasiado creíble si tenemos en cuenta pasadas afirmaciones de la marca nipona: también juraron y perjuraron en su momento que los CCD eran superiores y que ellos de CMOS nada, pero su cámara insignia, la D2x, lleva un CMOS en la barriga. O sea, que ya veremos lo que pasa dentro de unos años con su política anti-full frame. Opiniones hay para todos los gustos: unos gurús del digital dicen que Nikon no podrá aguantar su apuesta y tendrá que sacar cámaras profesionales full frame, mientras que otros mantienen lo contrario. Incluso leí la opinión de uno que decía que sería CANON la que dejaría de hacer cámaras full frame en el futuro. Vamos, que hay para todos los gustos. Tampoco es que esté nada claro si es mejor para un fotosub disponer de una cámara con sensor completo o con sensor más pequeño: el full frame proporciona un visor claramente más grande y una mayor calidad de imagen (notable a sensibilidades altas y muy poco notable en las bajas), mientras que los sensores de menor tamaño proporcionan en la práctica mejor calidad de imagen en la periferia con determinados angulares y mucha más facilidad para conseguir grandes ampliaciones en fotomacrografía, dos puntos nada desdeñables cuando hablamos de fotosub. Al final, tampoco veo una debacle que NIKON acabe sacando cámaras de formato completo en unos años ¿Alta traición a los usuarios de la marca? Hombre, no tanto: como mucho tendrás que vender algunas lentes angulares tipo DX y ya está.

Ya que hablamos de sensores pequeños, los hay aun más pequeños: OLYMPUS lucha por sacar adelante su 4/3 y apuesta fuerte con la única línea que se puede considerar que ha partido de cero en la era digital, sin basarse en diseños de cámaras de película “adaptadas”, como sí hicieron en su día CANON y NIKON. El 4/3 parecía estar demasiado solo en la guerra de las D-SLR y corría el riesgo de ser devorado por los dos peces gordos, pero las alianzas comerciales que están actualmente en marcha con grandes fabricantes (muy grandes) pueden nivelar la situación y hacer que el 4/3 se líe a hostias con los sensores más grandes. Chiquito, pero matón. Y a todo esto ¿Qué tal son las réflex de OLYMPUS? Pues creo que tienen cosas interesantes e innovadoras (y que ya están tardando las grandes marcas en copiar), como la limpieza automática del sensor y el LCD con visión en vivo, pero que en otros aspectos se ven claramente superadas por la competencia. Nadie es perfecto, y las cámaras parece que tampoco. Qué tiempos aquellos en los que uno solo tenía que cavilar qué cámara le gustaba más...

Y hasta aquí he escrito cuatro párrafos más bien largos que pecan de lo que pecan todos los párrafos más bien largos que he leído sobre el tema: demasiado analizar cámaras fotográficas... y poco practicar la fotografía. Con estas disquisiciones, siempre corremos el riesgo de caer (y me da que más de uno se ha caído ya) en una eterna discusión sobre qué sistema es mejor y cómo serán las cámaras del futuro, pero yo tengo que sacar las fotos hoy y para ello no me sirven las cámaras del mañana. Frente a una orgía de tortugas verdes ¿Qué fotógrafo consigue las mejores fotos de tan magnífica situación? ¿El que usa NIKON? ¿El que usa CANON? Dudo mucho que dependa de ello; probablemente las conseguirá el mejor fotógrafo. Ahora bien, si uno de los dos está en el agua con su cámara, mientras el otro está discutiendo en Internet sobre sensores y marcas, entonces no me cabe duda que la mejor foto es del primero.

Vaya. Mientras escribo esto, hay algún pillo que me está quitando la foto de mi vida. Es duro esto de la fotosub.

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